La mayoría de las personas experimentan situaciones y conflictos que les afectan profundamente en su vidas. Muchas de estas situaciones no quedan bien “digeridas” y dejan huellas en nuestro interior, como emociones enquistadas de las que no conseguimos deshacernos del todo y van alterando nuestro equilibrio corporal.
En muchas personas, estas emociones se convierten en un obstáculo con el que coexisten y van desequilibrando sus cuerpos, que de forma esporádica nos recuerda que esas emociones siguen ahí, ocupando un lugar que no deben ocupar y reflejándose en forma de enfermedades u otras dolencias.
Todos sabemos que esas emociones perjudiciales afectan a ciertos órganos o áreas de nuestro cuerpo, que se alteran de alguna manera por la tensión y se refleja en forma de rigidez o dolor.
Con la práctica de SOTAI podemos darnos la oportunidad de liberar esas emociones y por tanto, estos desequilibrios orgánicos y musculares. ¿Y cómo es esto posible? Por la sencilla razón de que el estímulo que proporciona el SOTAI, a diferencia de la mayoría de las terapias manuales, actúa desde el interior hacia el exterior. Esto hace que estas emociones alojadas en lo más profundo de nuestro cuerpo, afloren para ser superadas o eliminadas para siempre, equilibrando el cuerpo y liberándolo del sufrimiento.